Dani,
Marcelo y Ricardo. Iban a ser los tres cabrones que me iba a follar el mismo
dia, en una particular fiesta de fin de verano que había planificado.
Al único que no había visto pero con el que me iba a arriesgar era Ricardo, estaba
bueno y entregado, era joven y guapo y … se cagó en el ultimo momento.
Así que
me quedaba con un maratón de dos mas uno.
Antonio
estaba curioso de verme actuar como Ama y me iba a dejar hacer …
Dani
resulto ser una agradable sorpresa, dentro de su pequeño cuerpo escondía una
gran polla que no se adivinaba en las fotos que me había enviado. Sin
experiencia en sumisión resultaba muy natural, vocacional y entusiasmado.
Yo había decidido convertirme de momento en una especie de
Ama Blanca. Sin látigos, ni torturas, ya que sinceramente no tenia ni puta
idea de atar, retorcer huevos o putear sin peligro a los chicos. Así ganaba
tiempo mientras engullía todos los artículos y blogs sobre dominación que caían
en mis manos. Su peor castigo seria mi indiferencia y por supuesto el no poder
disfrutar de mi coño, ni de la polla de mi marido, ni de las pajas y mamadas
que me había enseñado a dar con maestría mi esclavo más amado.
Llegábamos tarde al hotel . Dani me mando un mensaje
diciéndome que ya había aparcado. Le dije que se tomara un café o una tila y el
puto azar nos llevo a aparcar justo detrás de él. Afortunadamente me había
vestido para la ocasión siguiendo la primera regla: Lo imprevisto.
Bajó del coche, le di dos besos y le presente a Antonio que
le saludo desde lejos con la mano. Debía resultar entre violento y excitante
saludar al cabrón que te va a encular por primera vez en unos minutos.
Ya en la habitación le avisé para que subiera . Toda la
planta olía a tabaco, la moqueta y los muebles rancios...
Me puse medias blancas y le abrí la puerta en tanga,
sujetador y tacones.
Nada más entrar le di un morreo al enano, le cogí de la mano
y apretándola contra mi culo le lleve hacia la cama.
Le volví a presentar al enculador profesional, esta vez con
apretón de manos y le dije:
-Vamos a verte- Quitándole la camiseta.
Le acaricie un poco, piel blanca y suave, depilado, músculos
marcados. Me gustaba.
-Todo? - Preguntó. Levanté la ceja.
Se quedó en pelotas.
Le cogí la polla y comencé a pajearle y morrearle. De abajo
a arriba iba pasando la mano por todo el recorrido, entreteniéndome en manosear
los huevos, apretando, subiendo, bajando. Apretando.
Cuanto mas tocaba mas crecía, parecía no tener fin. Larga y
gruesa , dura como una piedra.
-Has visto que pedazo de polla? Esto te lo tenías callado
cabrón. - Estaba encantada con la gran sorpresa de Dani.
-Grande y gorda, y dura. Como a mi me gustan.- Quise
envalentonarle con mis alabanzas, un cabrón orgulloso siempre folla mejor.
Por un momento me quede en blanco, no sabía que hacer con
aquel tío, tantos años de dejarme llevar no se iban a borrar de un plumazo. El
antifaz me salvó. Se lo puse y note un escalofrío recorriendo su piel. Al tener
a mi sumiso privado de visión me pude relajar y comunicarme visualmente con mi
marido, con sonrisas , resoplidos y gestos con la mano le indiqué “vaya lío que
he montado”. Esos instantes de intimidad me sirvieron para relajarme y volver a
tomar las riendas.
Le ordené que se pusiera a cuatro patas sobre la cama y
empece a pajearle el pollón desde atrás, tirando de el, ordeñándole.
-Cariño, ponte delante que te va a comer la polla.
Antonio se bajo la bragueta saco la polla y se la puso en la
boca.
-Me gusta que me la pongan dura chupando..
En unos segundos la tenia dura y empezó a mover las caderas,
follándole la boca con una violencia que no empleaba conmigo (hasta entonces).
El enano gemía como una puta, se puso rojo pero el cabrón no se apartaba. Yo
seguía pajeando y restregado el coño por su culo, acariciando cada centímetro
de su blanca y suave piel. Mi marido también le cogía la polla de vez en cuando
y le metía unos meneos rápidos y fuertes.
De repente dio un respingo, se sacó la polla de la boca. El
sumiso quería hablar.
-Para para... que me voy a correr si sigues.
Se paro el tiempo! Lo último que quería era una corrida sin
haberme follado ese pedazo de polla! Rápidamente le pellizque el capullo para
detener la eyaculación, aun así unas gotas de leche blanca como todo él cayeron
sobre la colcha, pero seguía empalmado y seguía la fiesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario